Podemos plantearnos dos preguntas:
a) ¿Es importante disponer de una nivelación exacta, ya sea en horizontal o vertical, cuando tomamos nuestras fotografías?
b) Si la respuesta es afirmativa, ¿Cómo conseguirlo?
Con respecto al primer punto voy a seguir una estrategia similar a la que se sigue en matemáticas con las demostraciones por reducción al absurdo. En éstas. se parte de una o varias hipótesis, se siguien los razonamientos pertinentes y se llegamos a una contradicción, habremos demostrado la invalidez de las premisas.
¿Qué ocurre si no nivelamos adecuadamente la cámara?. De hecho, en la mayoría de las ocasiones nada. Pero existen ciertos casos particulares en los cuales la nivelación es crítica. En mi experiencia personal, dos situaciones de este tipo son las que expongo a continuación.
Una de ellas es la toma de sujetos que ocupan gran parte del encuadre utilizando un gran angular, normalmente un edificio. En este caso, si la horizontalidad no es perfecta, cuando realizamos el alineamiento por medio del editor gráfico y activamos el posterior recorte, se corre el riesgo de que la composición se vea seriamente comprometida al "cortar" alguna zona del sujeto.
La otra, y quizá más importante, es la producción de panorámicas. Aquí, si la nivelación no es la adecuada, corremos dos riesgos. El primero es que sea necesario casar las diferentes tomas de forma manual, dado que el software puede encontrar dificultades al intentar hacerlo automáticamente. Es una tarea ciertamente engorrosa. Además, en el recorte final podemos, al igual que en el caso anterior, perder la composición pretendida.
Seguramente, fotógrafos con más experiencia podrían proponer otras circunstancias en las cuales una adecuada nivelación es conveniente.
Conseguir una perfecta nivelación es, como resulta obvio, imposible si utilizamos la cámara a mano alzada, pero sí que es posible utilizando un trípode.
En un artículo anterior sobre trípodes, en la parte final deslizaba el siguiente comentario:
"Un último elemento que quiero comentar es la presencia de un nivel para conseguir la perfecta horizontalidad. Sé que muchos fotográfos lo consideran un elemento importante, pero yo personalmente no le he encontrado nunca ninguna utilidad".
Este comentario reflejaba la dificultad para conseguir una adecuada nivelación si el nivel se encontraba en el trípode. De hecho, la única manera de conseguirlo es estirar o contraer las patas en un sistema de prueba y error.
Hace un tiempo, debido a la aparición de ciertas holguras en la rótula que adquirí inicialmente, he comprado una nueva que incorpora dos niveles. Y la situación varía apreciablemente.
De hecho la nivelación de un plano se consigue utilizando únicamente dos de los tres grados de libertad que proporciona la rótula. El grado de libertad proporcionado por el giro en un plano horizontal al suelo (o vertical, depende de la posición que adopte la cámara) presupone la horizontalidad ( o verticalidad) de ese plano. Por tanto son los otros dos grados de libertad los que garantizan esta situación. Si disponemos de niveles para ambos, podremos asegurar la adecuada nivelación de nuestras fotografías.