domingo, 24 de octubre de 2010

Las nuevas características de las cámaras réflex digitales. ¿Son realmente necesarias?

La evolución de los avances técnicos en el ámbito de la fotografía digital es absolutamente impresionante. Quizás la más explosiva tras la que sucede en el ámbito de la telefonía móvil. Pero en muchas ocasiones cabe preguntarse si está enfocada en las necesidades reales del usuario, o bien va al rebufo de las campañas de marketing de las empresas del sector.
Si repasamos la historia de novedades de los últimos años en el sector de las cámaras reflex digitales nos encontramos con un panorama ciertamente sorprendente.
Durante los primeros años de la primera década del siglo XXI la apuesta fundamental fueron los megapixeles. Cada nuevo modelo presentado al mercado se jactaba de poseer un mayor número de pixeles que el anterior. Pero era una carrera desaforada a ningún sitio. En primer lugar porque un mayor número de pixeles sólo es importante para imprimir en gran formato. Y la inmesa mayoría de fotógrafos- los aficionados- imprimen sus fotografías en formato A4. Para este tamaño 10 Mpx es más que suficiente. Por no hablar de que muchos otros únicamente visualizan sus fotografías en el ordenador. Y con esta -pretendidadamente baja- resolución, la fotografía sólo puede mostrarse parcialmente en los monitores habituales. Más megapixeles en un sensor de tamaño constante sólo aportan más ruido a la fotografía.
Posteriormente la lucha encarnizada de marketing se desvió a las posibilidades de grabación de video. Últimamente en formato de alta definición.
La pregunta obvia es: ¿Si ya existen dispositivos específicos para la grabación de video, para qué esforzarse en incorporar esta característica a las cámaras fotográficas? Ciertamente una cámara de vídeo con un dispositivo de almacenamiento adecuado, tal como los recientes discos duros de estado sólido, realizará este trabajo con mayor eficiencia que cualquier cámara fotográfica, a un coste menor.
Algunas pretendidas mejoras en la evolución de las cámaras son realmente cuestionables. Como ejemplo, las tres siguientes:
  • ¿Alguien está dispuesto a confiar ciegamente en los mecanimos de eliminación de motas de polvo del sensor, si decide cambiar con frecuencia objetivos en entornos sucios?.
  • ¿Los sistemas LiveView (Imagen en directo) que aproximan el uso de una réflex digital a una cámara compacta, en el sentido de que el encuadre se realiza directamente sobre la pantalla TFT posterior, son realmente útiles para el fotógrafo aficionado?.
  • ¿Las nuevas cámaras EVIL, que eliminan el visor óptico y lo sustituyen por un visor electrónico (a veces como accesorio) suponen alguna ventaja real, aparte del tamaño, sobre una réflex digital convencional?.
Y, por último, ¿la última tendencia que se otea en el horizonte: las nuevas cámaras capaces de obtener una captura en 3D, son el tipo de dispositivo que realmente vamos a necesitar?. ¿Alguien cree, en su sano juicio, que las fotografías van a ser visionadas en un televisor 3D con la concurrencia necesaria de unas gafas especiales?
Personalmente, mi opinión al respecto es que los fabricantes de cámaras deberían ocuparse de mejorar aquellos aspectos más directamente relacionados con una captura fotógrafica de calidad. Como muestra dos ejemplos:
Disminuir el ruido en valores ISO altos nos permitiría jugar con esta variable con una mayor confianza y nos permitiría capturar objetos móviles en condiciones de luz no ideales.
Aumentar el rango dinámico de los sensores nos permitiría obtener fotografías con un aspecto similar a las que obtienen con un uso moderado de software HDR, sin necesidad de realizar varias tomas y realizar posteriormente su proceso en el ordenador.
Estoy completamente seguro que es muy fácil exponer más ejemplos de nuevas características que la inmensa mayoría no necesitamos y también de otras mejoras de las actuales que sí supondrían una ventaja real en lo que es realmente importante: realizar la captura de fotografías en las mejores condiciones posibles.