viernes, 22 de enero de 2010

Velocidad de obturación BULB

Independientemente del mecanismo concreto que cada cuerpo de cámara utilice para activarla, la velocidad de obturación bulb es un caso particular del modo de exposición manual, adecuado para situaciones de baja iluminación, en el cual el fotógrafo tiene libertad absoluta para iniciar y terminar la exposición. Es evidente que el ser humano sólo puede medir el tiempo en una escala de segundos y no en fracciones inferiores. Por ello el tiempo de exposición será siempre de varios segundos. Es especialmente útil para hacer exposiciones mayores de 30 segundos, que es el máximo tiempo que el fotómetro puede estar midiendo luz cuando es gobernado  por la propia cámara. Es un dato común a la mayoría de las cámaras fotográficas réflex.
Debido a esta circunstancia hay dos elementos esenciales que deben utilizarse para poder realizar con éxito este tipo de fotografías. Es necesario en todos los casos utilizar trípode y desde un punto de vista práctico, para evitar trepidaciones, será necesario utilizar un disparador remoto. Este último elemento no es , no obstante, absolutamente imprescindible.
En algunos casos será necesario utilizar el mecanismo de reducción de ruido de la cámara para exposiciones de muy larga duración. Aquí el ruido térmico debido al calentamiento de sensor puede ser muy alto. Además, hay fotógrafos que recomiendan hacer uso de la posibilidad de levantamiento del espejo para evitar la más mínima vibración producida por este elemento mecánico.
Una característica adicional que acompaña habitualmente a este tipo de fotografías es el uso del método matricial (o evaluativo) de medición de la exposición. En muchos casos se suceden amplias áreas del encuadre con muy poca luminosidad con puntos de luz muy intensos. En estas condiciones no tiene sentido la utilización del método de medición puntual.
Un último elemento a considerar es que en algunas situaciones de muy baja luminosidad el autoenfoque no será de mucha ayuda y quizás sea necesario enfocar manualmente. En mi caso concreto, dado que no tengo una visión muy aguda que digamos, suelo recurrir al truco de situar a alguna persona a una distancia adecuada, enfocar sobre ella, retirarla,  y acto seguido tomar la fotografía.
Esta técnica es la que más se aproxima en la actualidad a la forma de operar de los fotógrafos de la primera mitad de siglo XX. En aquellos tiempos sólo existía el enfoque manual, si es que existía. No existían fotómetros. Lo que hacía el fotógrafo era sencillamente poner una tapa negra delante del objetivo, retirarla durante unos instantes, y volver a colocarla. En el tiempo intermedio se impresionaba la película. De hecho como metían la cabeza debajo de una tela negra, utilizaban una suerte de disparador remoto para tomar la fotografía (aunque tampoco es necesario llevar la analogía demasiado lejos).
Por último, es recomendable prestar atención a los objetos móviles que puedan aparecer en el encuadre (por ejemplo, personas), porque éstos dejarán un halo fantasmagórico. Su presencia puede ser inevitable, pero una regla de oro es que jamás deben interferir con el sujeto principal. En caso contrario nos encontraremos con seguridad con una fotografía fallida.