En primer lugar, es necesario saber que el botón de previsualización de la profundidad de campo no está presente en todos los cuerpos de cámara y, en los que está presente, a veces ni siquiera es en realidad un botón. Por ejemplo, en la Pentax Ist* Ds es una posición más allá de la correspondiente al encendido.
En segundo lugar, para poder explicar su funcionamiento, primero hay que comprender un pequeño detalle: Cuando miramos a través del visor óptico de la cámara, la escena que observamos es la correspondiente a la posición más abierta del diafragma que permite el objetivo. Por tanto es posible que ciertas partes de la escena se encuentren desenfocadas. Cuando realizamos el disparo, el diafragma se cierra hasta la posición predeterminada -directa o indirectamente- por el fotógrafo y se toma la fotografía. Si cuando activamos esta funcionalidad utilizamos una apertura de diafragma más cerrada de la correspondiente a la máxima apertura, la escena se oscurecerá, tanto más cuanto menor sea la apertura seleccionada.
La cuestión de interés real es saber en qué circunstancias puede ser útil. La respuesta es que, aunque cualquier tipo de fotografía puede verse beneficiada por el conocimiento de cuál es la verdadera profundidad de campo, hay dos casos concretos en los cuales, en mi opinión, su utilidad es mayor.
a) Uso de un gran angular en tomas con necesidad de un primer plano nítido.
La clave en este caso es el hecho de que la mayor eficiencia de un objetivo suele conseguirse alrededor de 2 puntos de diafragma más cerrado que el correspondiente a la máxima apertura.
Un mal fotógrafo cerrará mucho el diafragma porque ha oído que así consigue una gran profundidad de campo. Pero a continuación se equivocará al tomar un punto de enfoque muy alejado, debido a su completo desconocimiento de la existencia de la distancia hiperfocal, y acabará con una escena con un fondo perfectamente nítido y un primer plano desenfocado. En este supuesto, de utilización de un gran angular, el resultado es una fotografía para tirar a la basura.
Un fotógrafo con más conocimiento de la técnica fotográfica intentará conseguir la mayor nitidez posible desde el primer plano hasta el infinito utilizando para ello la apertura de diafragma más próxima a la zona de mayor eficiencia del objetivo. Como cada toma es un mundo, en vez de consultar complicadas tablas
sobre distancia hiperfocal y profundidad de campo para el objetivo utilizado, pulsará el botón de previsualización y voilá, tras un instante de adaptación a la relativa mayor oscuridad de la escena a través del visor, comprobará en vivo y en directo si la nitidez es la adecuada o es necesario modificar algún parámetro.
b) Fotografía de aproximación.
En esta situación estamos enfocando a distancias muy cortas del objetivo y la profundidad de campo es realmente pequeña - milímetros- a la máxima apertura que permite el diafragma. La solución es cerrar el diafragma lo suficiente para que el incremento de la profundidad de campo permita acomodar en su interior
al sujeto de interés (un insecto, una flor pequeña, etc..). En este caso el problema es que si nos acercamos a f32 corremos el riego de perder nitidez en la fotografía debido a la aparición de un fenónemo conocido como difracción. Por tanto aquí nuestro interés es cerrar el diafragma lo suficiente únicamente para dar cabida al sujeto de interés dentro de los límites de la profunidad de campo, y no seguir más allá. Pulsando el botón, somos capaces, de nuevo, de determinar con facilidad esta circunstancia. Eso sí, en este caso el oscurecimiento es realmente importante.