Todas las cámaras digitales llevan incorporado un fotómetro; éste es un dispositivo capaz de medir la luz reflejada por el sujeto y, para un nivel ISO fijado, establecer un determinado valor de exposición (término técnico definido precisamente. Más sobre él en otro momento). Este valor de exposición se puede conseguir con diferentes parejas de valores para la apertura de diafragma y la velocidad de obturación.
Pero hay un problema.......
El fotómetro asume que la luz proviene de un sujeto de color gris que refleja el 18% de la luz que le llega. ¿Y si ésto no es así?. De hecho, nunca será así.
La respuesta es que los valores que nos propone el fotómetro serán siempre (o casi) falsos. Por ejemplo si elegimos el modo de exposición de prioridad a la apertura y fijamos un cierto valor para la apertura de diafragma la velocidad de obturación propuesta será incorrecta en la muy inmensa mayoría de casos.
¿Qué solución tenemos? Compensar la exposición.
Si el tono medido es más claro que el gris de 18% de reflectancia el fotómetro creerá que le llega más luz de la que le llega en realidad (Si emitiera un sujeto de tono más oscuro haría falta más iluminación) y por tanto elige una velocidad de obturación más rápida de la que sería correcta, produciendo subexposición. Podemos compensar positivamente la exposición, lo que se traducirá en que la velocidad de obturación se volverá más lenta. Por ejemplo si la velocidad era 1/500 y compensamos positivamente en un paso, ésta pasará a valer 1/250.
Si el tono medido es más oscuro, el fotómetro creerá que llega menos luz de la que llega en realidad y elige una velocidad de obturación más lenta de la correcta, produciendo sobreexposición. Ahora podemos compensar negativamente la exposición, lo cual se traducirá en una velocidad de obturación más rápida.
Por desgracia hay un par de temas muy importantes que afectan de manera notoria a la compensación de exposición. Este será el asunto de la segunda parte.