La potencia máxima de un flash viene determinada por su número de guía. Si en la documentación del flash se indica que el número de guía es 12, por ejemplo, lo que nos están diciendo es que a una sensibilidad de 100 ISO y en ausencia de otro tipo de luz, el flash es capaz de exponer adecuadamente un sujeto situado a 1 metro, utilizando una apertura de diafragma de f11 (valor más próximo). O bien que que la exposición sería correcta situándonos a 2 metros y utilizando una apertura de f5.6. Y así sucesivamente.
Cuando se utiliza un flash a una potencia inferior a la máxima, lo que estamos haciendo es reducir la duración del destello del flash a una fracción de la que tendría a su máxima potencia. De esta manera se obtienen duranciones de destellos realmente breves, en el entorno de 1/50000 seg.
La pregunta clave en estos momentos es, por qué alguien desearía utilizar una fracción de la potencia del flash en sus fotografías. Y hay dos razones:
a) Existe una luz ambiente que se suma a la del flash. Algo especialmente destacado en el denominado flash de relleno.
b) Estamos a una distancia del sujeto inferior a la que el valor de la apertura exigiría. Según el ejemplo introductorio, si utilizamos una apertura de f5.6 y nos situamos a 1 metro estamos usando un destello de flash que proporciona 4 veces más luz de la necesaria.
¿Cómo podemos utilizar el flash a una potencia parcial?
Va a depender del modo de flash que estemos utilizando.
Si usamos el flash en modo manual, éste siempre se dispara a la máxima potencia, pero es posible utilizando los menús de configuración de la cámara (o del propio flash, si es externo) que el disparo se produzca a 1/2, 1/4, etc. de la potencia máxima. Si, en cambio, utilizamos el flash en el modo TTL (A través del objetivo, en su traducción del inglés), esta reducción de la potencia del destello es automática.
El modo TTL es un modo de flash automático en el cual se produce un predestello cuya reflexión es captada por el objetivo y medida con el mismo sensor utilizado para medir la exposición. Se determina entonces cuál deberá ser la duración real del destello que se produzca a continuación (siempre una fracción de la duración máxima). De esta manera en el ejemplo que venimos siguiendo la duración del destello del flash quedaría reducida a 1/4 de la duración necesaria para obtener la máxima potencia.
sábado, 30 de enero de 2010
viernes, 22 de enero de 2010
Velocidad de obturación BULB
Independientemente del mecanismo concreto que cada cuerpo de cámara utilice para activarla, la velocidad de obturación bulb es un caso particular del modo de exposición manual, adecuado para situaciones de baja iluminación, en el cual el fotógrafo tiene libertad absoluta para iniciar y terminar la exposición. Es evidente que el ser humano sólo puede medir el tiempo en una escala de segundos y no en fracciones inferiores. Por ello el tiempo de exposición será siempre de varios segundos. Es especialmente útil para hacer exposiciones mayores de 30 segundos, que es el máximo tiempo que el fotómetro puede estar midiendo luz cuando es gobernado por la propia cámara. Es un dato común a la mayoría de las cámaras fotográficas réflex.
Debido a esta circunstancia hay dos elementos esenciales que deben utilizarse para poder realizar con éxito este tipo de fotografías. Es necesario en todos los casos utilizar trípode y desde un punto de vista práctico, para evitar trepidaciones, será necesario utilizar un disparador remoto. Este último elemento no es , no obstante, absolutamente imprescindible.
En algunos casos será necesario utilizar el mecanismo de reducción de ruido de la cámara para exposiciones de muy larga duración. Aquí el ruido térmico debido al calentamiento de sensor puede ser muy alto. Además, hay fotógrafos que recomiendan hacer uso de la posibilidad de levantamiento del espejo para evitar la más mínima vibración producida por este elemento mecánico.
Una característica adicional que acompaña habitualmente a este tipo de fotografías es el uso del método matricial (o evaluativo) de medición de la exposición. En muchos casos se suceden amplias áreas del encuadre con muy poca luminosidad con puntos de luz muy intensos. En estas condiciones no tiene sentido la utilización del método de medición puntual.
Un último elemento a considerar es que en algunas situaciones de muy baja luminosidad el autoenfoque no será de mucha ayuda y quizás sea necesario enfocar manualmente. En mi caso concreto, dado que no tengo una visión muy aguda que digamos, suelo recurrir al truco de situar a alguna persona a una distancia adecuada, enfocar sobre ella, retirarla, y acto seguido tomar la fotografía.
Esta técnica es la que más se aproxima en la actualidad a la forma de operar de los fotógrafos de la primera mitad de siglo XX. En aquellos tiempos sólo existía el enfoque manual, si es que existía. No existían fotómetros. Lo que hacía el fotógrafo era sencillamente poner una tapa negra delante del objetivo, retirarla durante unos instantes, y volver a colocarla. En el tiempo intermedio se impresionaba la película. De hecho como metían la cabeza debajo de una tela negra, utilizaban una suerte de disparador remoto para tomar la fotografía (aunque tampoco es necesario llevar la analogía demasiado lejos).
Por último, es recomendable prestar atención a los objetos móviles que puedan aparecer en el encuadre (por ejemplo, personas), porque éstos dejarán un halo fantasmagórico. Su presencia puede ser inevitable, pero una regla de oro es que jamás deben interferir con el sujeto principal. En caso contrario nos encontraremos con seguridad con una fotografía fallida.
Debido a esta circunstancia hay dos elementos esenciales que deben utilizarse para poder realizar con éxito este tipo de fotografías. Es necesario en todos los casos utilizar trípode y desde un punto de vista práctico, para evitar trepidaciones, será necesario utilizar un disparador remoto. Este último elemento no es , no obstante, absolutamente imprescindible.
En algunos casos será necesario utilizar el mecanismo de reducción de ruido de la cámara para exposiciones de muy larga duración. Aquí el ruido térmico debido al calentamiento de sensor puede ser muy alto. Además, hay fotógrafos que recomiendan hacer uso de la posibilidad de levantamiento del espejo para evitar la más mínima vibración producida por este elemento mecánico.
Una característica adicional que acompaña habitualmente a este tipo de fotografías es el uso del método matricial (o evaluativo) de medición de la exposición. En muchos casos se suceden amplias áreas del encuadre con muy poca luminosidad con puntos de luz muy intensos. En estas condiciones no tiene sentido la utilización del método de medición puntual.
Un último elemento a considerar es que en algunas situaciones de muy baja luminosidad el autoenfoque no será de mucha ayuda y quizás sea necesario enfocar manualmente. En mi caso concreto, dado que no tengo una visión muy aguda que digamos, suelo recurrir al truco de situar a alguna persona a una distancia adecuada, enfocar sobre ella, retirarla, y acto seguido tomar la fotografía.
Esta técnica es la que más se aproxima en la actualidad a la forma de operar de los fotógrafos de la primera mitad de siglo XX. En aquellos tiempos sólo existía el enfoque manual, si es que existía. No existían fotómetros. Lo que hacía el fotógrafo era sencillamente poner una tapa negra delante del objetivo, retirarla durante unos instantes, y volver a colocarla. En el tiempo intermedio se impresionaba la película. De hecho como metían la cabeza debajo de una tela negra, utilizaban una suerte de disparador remoto para tomar la fotografía (aunque tampoco es necesario llevar la analogía demasiado lejos).
Por último, es recomendable prestar atención a los objetos móviles que puedan aparecer en el encuadre (por ejemplo, personas), porque éstos dejarán un halo fantasmagórico. Su presencia puede ser inevitable, pero una regla de oro es que jamás deben interferir con el sujeto principal. En caso contrario nos encontraremos con seguridad con una fotografía fallida.
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Exposición
viernes, 15 de enero de 2010
Angulo de visión. Objetivos angulares y teleobjetivos. Parte II
En el artículo anterior sobre ángulo de visión, quedó establecido que todo rayo que provenía de un punto distante (infinito) atravesaba la lente con un ligero desplazamiento (si ésta era delgada) y que el punto imagen se formaba obligatoriamente sobre la línea de este rayo.
Esto quiere decir que cualquier rayo, tal como el etiquetado como rayo externo en la figura adjunta, que queda fuera del cono (como un embudo casero) delimitado por el centro óptico de la lente O y la diagonal mayor del sensor AB, no podrá en ningún caso formar imagen en el sensor y por tanto el punto desde el que se origina quedará excluido de la imagen final.
Definiremos como ángulo de visión el ángulo sólido (de nuevo, el embudo) delimitado por la longitud de la diagonal mayor del sensor (m) y el centro óptico de la lente cuando el objetivo está enfocado a infinito. (Por lo que podremos hablar de puntos distantes y el sensor se hallará colocado en el plano focal imagen).
La fórmula que nos da el ángulo es:
angulo vision = angulo cuya tangente es ((m/2) / f), expresada de manera más formal en el diagrama adjunto.
A partir de esta fórmula es evidente, por razones trigonométricas, que si mantenemos constante el tamaño del sensor (m es constante) el valor del ángulo variará en función de la longitud focal f. Aunque desde el punto de vista matemático la cosa queda en este punto perfectamente clara, desde el punto de vista de nuestra intuición, es sencillo observar que si f se hace más pequeña, el ángulo aumenta y si f crece el ángulo disminuye. Por este motivo los objetivos angulares, que tiene una longitud focal menor que los teleobjetivos, tienen un ángulo de visión mayor que éstos.
A partir de esta conclusión, haremos un par de observaciones adicionales.
a) Si el punto de enfoque no corresponde a un punto distante, el sensor no estará ya colocado a una distancia f del centro óptico sino más alejado y por tanto el ángulo subtendido será menor. Lo que ocurre es que esta variación es poco significativa y deberíamos acercar mucho el punto de enfoque al objetivo para que esta situación fuera claramente apreciable. De hecho dada la limitación de enfocar a puntos muy cercanos de la mayoría de los objetivos, sólo podría apreciarse levemente en el caso de objetivos macro.
b) En un artículo anterior en el que describíamos el efecto del flare, lo que en realidad estábamos diciendo es que rayos como el etiquetado como rayo externo, que no deberían formar un punto imagen en el sensor, en realidad sí que lo hacen, debido a las reflexiones internas que se producen dentro de un objetivo formado en realidad por varias lentes.
Esto quiere decir que cualquier rayo, tal como el etiquetado como rayo externo en la figura adjunta, que queda fuera del cono (como un embudo casero) delimitado por el centro óptico de la lente O y la diagonal mayor del sensor AB, no podrá en ningún caso formar imagen en el sensor y por tanto el punto desde el que se origina quedará excluido de la imagen final.
Definiremos como ángulo de visión el ángulo sólido (de nuevo, el embudo) delimitado por la longitud de la diagonal mayor del sensor (m) y el centro óptico de la lente cuando el objetivo está enfocado a infinito. (Por lo que podremos hablar de puntos distantes y el sensor se hallará colocado en el plano focal imagen).
La fórmula que nos da el ángulo es:
angulo vision = angulo cuya tangente es ((m/2) / f), expresada de manera más formal en el diagrama adjunto.
A partir de esta fórmula es evidente, por razones trigonométricas, que si mantenemos constante el tamaño del sensor (m es constante) el valor del ángulo variará en función de la longitud focal f. Aunque desde el punto de vista matemático la cosa queda en este punto perfectamente clara, desde el punto de vista de nuestra intuición, es sencillo observar que si f se hace más pequeña, el ángulo aumenta y si f crece el ángulo disminuye. Por este motivo los objetivos angulares, que tiene una longitud focal menor que los teleobjetivos, tienen un ángulo de visión mayor que éstos.
A partir de esta conclusión, haremos un par de observaciones adicionales.
a) Si el punto de enfoque no corresponde a un punto distante, el sensor no estará ya colocado a una distancia f del centro óptico sino más alejado y por tanto el ángulo subtendido será menor. Lo que ocurre es que esta variación es poco significativa y deberíamos acercar mucho el punto de enfoque al objetivo para que esta situación fuera claramente apreciable. De hecho dada la limitación de enfocar a puntos muy cercanos de la mayoría de los objetivos, sólo podría apreciarse levemente en el caso de objetivos macro.
b) En un artículo anterior en el que describíamos el efecto del flare, lo que en realidad estábamos diciendo es que rayos como el etiquetado como rayo externo, que no deberían formar un punto imagen en el sensor, en realidad sí que lo hacen, debido a las reflexiones internas que se producen dentro de un objetivo formado en realidad por varias lentes.
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Fundamentos
domingo, 10 de enero de 2010
Objetivo ¿luminoso o estabilizado?
En la provincia en la que resido existe un pueblo llamado Montealegre del Castillo al que llaman el pueblo de las tres mentiras (Y, maldita la gracia que le hace a sus habitantes) porque dicen que, ni tiene monte, ni es alegre, ni tiene castillo.
Algo similar podríamos decir del título de este artículo porque:
a) La disyuntiva entre objetivos luminosos y objetivos estabilizados es falsa. Ambos tipos responden a necesidades diferentes.
b) Es una propuesta demasiado general que sería necesario concretar para ciertas longitudes focales.
c) Existen objetivos luminosos y estabilizados.
Para empezar por algún sitio, sería útil conocer que un objetivo se considera luminoso si su apertura de diafragma máxima es de f2.8 o mayor (Número f más pequeño).
En realidad la principal virtud de un objetivo luminoso es que permite profundidades de campo muy pequeñas. Es cierto que, por ejemplo, en interiores es posible realizar fotografías a pulso si elevamos adecuadamente el valor de la sensibilidad ISO. Pero, también es cierto, que si deseamos obtener una cierta profundidad de campo, deberemos de cerrar el diafragma hasta, como mínimo, f8 y en estas condiciones su apertura máxima no supondrá ninguna ventaja.
Por otro lado, un objetivo estabilizado lo que permite es realizar tomas razonablemente nítidas a pulso. En concreto permite utilizar velocidades de obturación entre 3 y 4 pasos más lentas de lo que sería aconsejable dada la longitud focal utilizada (Se considera que para una longitud focal equivalente de f, la velocidad de obturación, medida en segundos, deber ser al menos tan rápida como 1/f segundos.). Es decir. su utilidad es la de conseguir fotografías nítidas usando la cámara a pulso. Si utilizamos un trípode la estabilización no nos servirá absolutamente para nada (De hecho se recomienda desactivarla en estas circunstancias).
Por ello, a la hora de adquirir un tipo u otro de objetivo, debemos de ser plenamente conscientes de para qué lo necesitamos y darnos cuenta de que sirven a propósitos diferentes. Su elección dependerá de cuáles sean nuestras necesidades.
Algo similar podríamos decir del título de este artículo porque:
a) La disyuntiva entre objetivos luminosos y objetivos estabilizados es falsa. Ambos tipos responden a necesidades diferentes.
b) Es una propuesta demasiado general que sería necesario concretar para ciertas longitudes focales.
c) Existen objetivos luminosos y estabilizados.
Para empezar por algún sitio, sería útil conocer que un objetivo se considera luminoso si su apertura de diafragma máxima es de f2.8 o mayor (Número f más pequeño).
En realidad la principal virtud de un objetivo luminoso es que permite profundidades de campo muy pequeñas. Es cierto que, por ejemplo, en interiores es posible realizar fotografías a pulso si elevamos adecuadamente el valor de la sensibilidad ISO. Pero, también es cierto, que si deseamos obtener una cierta profundidad de campo, deberemos de cerrar el diafragma hasta, como mínimo, f8 y en estas condiciones su apertura máxima no supondrá ninguna ventaja.
Por otro lado, un objetivo estabilizado lo que permite es realizar tomas razonablemente nítidas a pulso. En concreto permite utilizar velocidades de obturación entre 3 y 4 pasos más lentas de lo que sería aconsejable dada la longitud focal utilizada (Se considera que para una longitud focal equivalente de f, la velocidad de obturación, medida en segundos, deber ser al menos tan rápida como 1/f segundos.). Es decir. su utilidad es la de conseguir fotografías nítidas usando la cámara a pulso. Si utilizamos un trípode la estabilización no nos servirá absolutamente para nada (De hecho se recomienda desactivarla en estas circunstancias).
Por ello, a la hora de adquirir un tipo u otro de objetivo, debemos de ser plenamente conscientes de para qué lo necesitamos y darnos cuenta de que sirven a propósitos diferentes. Su elección dependerá de cuáles sean nuestras necesidades.
lunes, 4 de enero de 2010
Angulo de visión. Objetivos angulares y teleobjetivos. Parte I
Un hecho que es conocido por todos los aficionados a la fotografía es que los objetivos con longitud focal corta - los conocidos como angulares- tienen un ángulo de visión mayor que los de longitud focal larga - los conocidos como teleobjetivos- y la cuestión que aquí se plantea es ¿por qué?.
En primer lugar hay que hacer dos matizaciones:
a) Una longitud focal, en términos absolutos, no es interpretable como corta o larga, salvo que tomemos en consideración el tamaño del sensor. Es decir, como aclararemos en la segunda parte de este artículo, el ángulo de visión - la cantidad de escena recogida en el encuadre- va a depender de dos factores: la longitud focal del objetivo (o la focal elegida en un zoom) y el tamaño del sensor.
b) El uso de la palabra teleobjetivo para designar a las longitudes focales largas para un tamaño de sensor dado, no es del todo correcta desde el punto de vista de la óptica de los objetivos, pero esto será el tema de un artículo posterior.
Para responder a la pregunta planteada, hemos de situarnos en el diagrama que encabeza este artículo. En él se represetan dos rayos provenientes de un punto distante (infinito). En este caso ya sabemos que ambos rayos viajan aproximadamente paralelos y que (por definición) el que pasa por el punto focal objeto F sale de la lente paralelo al eje óptico.
Para determinar la posición del punto imagen - que ya sabemos que se formará en el plano perpendicuar al eje óptico que pasa por el punto focal imagen F' - necesitamos un rayo adicional del cual conozcamos perfectamente su comportamiento.
El rayo elegido es el que atraviesa el centro de la lente. Se puede demostrar (cosa que no haré pues este blog, aunque pueda parecer lo contrario, es de fotografía y no de óptica) que sale con la misma dirección y con un desplazamiento proporcional al grosor de la lente. La justificación es que en esta zona de la lente las dos caras son aproximadamente paralelas. El desplazamiento es básicamente proporcional al grosor de la lente. Para nuestro modelo de lentes delgadas, podemos considerarlo despreciable.
Lo realmente significativo de esta figura a efectos de la respuesta que pretendemos dar es que el punto imagen se forma en alguna posición dentro de este rayo. Es decir el punto imagen P' de un punto distante P que está situado formando un cierto ángulo con el eje óptico se forma en algún punto dentro del rayo que pasa por el centro de la lente, en concreto en la posición que intersecta (corta) el plano focal imagen.
Habremos de esperar a la segunda parte de este artículo para desvelar completamente el misterio.
En primer lugar hay que hacer dos matizaciones:
a) Una longitud focal, en términos absolutos, no es interpretable como corta o larga, salvo que tomemos en consideración el tamaño del sensor. Es decir, como aclararemos en la segunda parte de este artículo, el ángulo de visión - la cantidad de escena recogida en el encuadre- va a depender de dos factores: la longitud focal del objetivo (o la focal elegida en un zoom) y el tamaño del sensor.
b) El uso de la palabra teleobjetivo para designar a las longitudes focales largas para un tamaño de sensor dado, no es del todo correcta desde el punto de vista de la óptica de los objetivos, pero esto será el tema de un artículo posterior.
Para responder a la pregunta planteada, hemos de situarnos en el diagrama que encabeza este artículo. En él se represetan dos rayos provenientes de un punto distante (infinito). En este caso ya sabemos que ambos rayos viajan aproximadamente paralelos y que (por definición) el que pasa por el punto focal objeto F sale de la lente paralelo al eje óptico.
Para determinar la posición del punto imagen - que ya sabemos que se formará en el plano perpendicuar al eje óptico que pasa por el punto focal imagen F' - necesitamos un rayo adicional del cual conozcamos perfectamente su comportamiento.
El rayo elegido es el que atraviesa el centro de la lente. Se puede demostrar (cosa que no haré pues este blog, aunque pueda parecer lo contrario, es de fotografía y no de óptica) que sale con la misma dirección y con un desplazamiento proporcional al grosor de la lente. La justificación es que en esta zona de la lente las dos caras son aproximadamente paralelas. El desplazamiento es básicamente proporcional al grosor de la lente. Para nuestro modelo de lentes delgadas, podemos considerarlo despreciable.
Lo realmente significativo de esta figura a efectos de la respuesta que pretendemos dar es que el punto imagen se forma en alguna posición dentro de este rayo. Es decir el punto imagen P' de un punto distante P que está situado formando un cierto ángulo con el eje óptico se forma en algún punto dentro del rayo que pasa por el centro de la lente, en concreto en la posición que intersecta (corta) el plano focal imagen.
Habremos de esperar a la segunda parte de este artículo para desvelar completamente el misterio.
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